¿Cómo evitamos pasar del miedo al pánico frente al brote de coronavirus? ¿Cómo gestionamos nuestras emocionaes ante esta crisis? Nuestra entidad socia Idealoga Psicología ha elaborado un documento en el que explica cómo el miedo puede pasar a pánico y contagiarse rapdiamente. Además, difunden una serie de recomendaciones para afrontar los malestares psicológicos generados por esta pandemia.
El principalmente objetivo del documento es sensibilizar en torno a las implicaciones nefastas que puede tener un contagio del pánico generalizado, y cómo la salud emocional es vital para que el miedo no traspase fronteras.
Coronavirus: Exceso de información y sensacionalismo
Para empezar, Idealoga Psicología señala que en situaciones donde percibimos una amenaza para nuestro bienestar (físico y/o psicológico), es normal y esperable sentir preocupación, incluso miedo. Son emociones que nos ha permitido la supervivencia como especie. Estas emociones nos permiten seguir pensando y actuando de un modo controlado y a la vez estar preparados/as para dar una respuesta rápida y eficaz si es necesario. No es un problema sentir miedo en situaciones de incertidumbre como en la que estamos. El problema viene cuando ese miedo se convierte en pánico.
¿Cómo el miedo se convierte en pánico?
De un modo bastante rápido y sencillo: por la evolución de la propia situación. Si al miedo al coronavirus o sus consecuencias, le añadimos:
- Exceso de información, en muchos casos confusa, poco rigurosa, sensacionalista o sobredimensionadora,
- falta de experiencia en situaciones similares,
- una gran inseguridad y despersonalización como consecuencia de conductas colectivas impulsivas e irracionales
- y la posibilidad de un gran impacto por el suceso en diferentes niveles (salud, economía, relaciones, estilo de vida…).
Con estos ingredientes tenemos el pánico servido.
¿Qué consecuencias puede tener el pánico?
Algo tan sencillo y a la vez tan alarmante como su contagio. El pánico se contagia rápido y, por ende, la emisión de conductas impulsivas e irracionales con todas sus implicaciones.
¿Y qué puedo hacer? Una vez que se ha desatado el pánico estamos bastante limitados/as. De hecho, en este caso es posible que también te veas contagiado/a, porque tendemos a hacer lo que hace el grupo. Por ejemplo, si todo el mundo va al supermercado a comprar comida y papel higiénico como si viviera con una tribu en casa, pues yo, aunque solo sea una persona, compraré para dos tribus.
Además, se produce otro efecto que complica aún más la situación: El pánico no solo se contagia, sino que con cada contagio tiende a aumentar en intensidad.
Por ello, debido a la incertidumbre que ocasionan este tipo de situaciones, debemos prestar atención también a los cuidados de la salud emocional con la finalidad de reducir en la medida de lo posible situaciones de alarma que nos afecten de forma innecesariamente intensa y que nos generen un malestar excesivo o pánico.
En este documento adjunto, puedes encontrar las pautas y recomendaciones del Colegio Oficial de Psicológos de Madrid.
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