Alrededor de 200 personas se sintieron interpeladas con esta pregunta y acudieron a la segunda edición de Ciudad Común, un espacio que venimos organizado desde el grupo cooperativo Tangente para pensar sobre la ciudad. “Este año lo queríamos dedicar a la ciudad ecofeminista porque en el momento de crisis múltiple que vivimos es imprescindible tener en cuenta la perspectiva ecologista y feminista si queremos tener entornos urbanos donde tengamos vidas que merezcan la pena ser vividas”, explicó Nerea Ramirez, del equipo organizador, durante la presentación del acto que tuvo lugar en la V Feria de Economía Social y Solidaria el pasado 24 de septiembre.
Cuatro invitadas de lujo de distintos ámbitos trajeron su mirada y su experiencia para responder a esta pregunta. Yayo Herrero, activista ecofeminista de Ecologista en Acción y directora de la FUHEM; Blanca Valdivia, socióloga del colectivo Punt Six, dedicado a la intervención urbana feminista; Laura Gómez, exdirectora general de Igualdad de Gipuzkoa, que llevó el debate feminista de la sostenibilidad de la vida a un plan de igualdad y José Javier Barbero, Delegado del Área de Gobierno de Salud, Seguridad y Emergencias del ayuntamiento de Madrid, pieza clave del proyecto Madrid, ciudad de los cuidados.
Lo hicieron dialogando , arropadas ‘literalmente’ por un público que dejó de ser mero espectador y también intervino en este espacio de encuentro y de debate. Esto no fue casual, la metodología diseñada por el equipo organizador pensó en el espacio y en la disposición de sillas para romper con la dinámica de la clásica mesa redonda. Y el experimento funcionó.
CLAVES
Recopilamos algunas de las claves y retos que, entre todas, construimos para pensar las políticas públicas que gobiernen nuestra ciudad ecofeminista. Es un intento de síntesis, pero si quieres más, puedes escuchar toda la sesión en este audio.
- La prioridad de sus políticas públicas urbanas: satisfacer las necesidades vitales, no acumular capital. Estas necesidades vitales se tienen que asumir colectivamente y no se pueden satisfacer a través del despojo del trabajo de las mujeres ni la depredación del medioambiente y recursos de países del sur. Sería como plantear un nuevo contrato social en el marco de la ciudad y reorientar la lógica de empresas, mercados y hogares.
- Partir de diagnósticos certeros en el plano ecologista. No es lo mismo pensar la ciudad ecofeminista en los años ‘70 que en el 2017. Ahora los efectos del calentamiento global en el modelo urbano son tremendos (olas de calor brutales, dificultades de abastecimiento de agua en el futuro…) y la huella ecológica de una ciudad como Madrid ha crecido.
- Las lógicas de crecimiento económico no están funcionando, hay que repensarlo a la luz de diagnósticos certeros. Proyectos como Madrid Nuevo Norte repiten dinámicas anteriores y tienen una huella social y ecológica que hay que poner en evidencia.
- Garantizar la seguridad en el suministro de la ciudad. Nuestras ciudades son depredadoras pero también son vulnerables, pues todo lo que consumismos viene de fuera. Los modelos alimentarios tienen que garantizan la seguridad y hay que disminuir el altísmo consumo de energía fósil, un recurso escaso que nos hace dependientes.
- Desprivatizar los cuidados, sacarlos del hogar y asumirlos públicamente.
- La experiencia de la vulnerabilidad y la experiencia del sufrimiento no son vergonzosas sino que pueden ser un espacio de encuentro. En Madrid tenemos alrededor de 370 suicidios todos los años de los que no se habla. Para ello tiene que generar marcos donde pueda ser expresada sin miedo a ser agredida y responsabilizarse de ellas. Servicios sociales desde la cercanía que no culpabilicen a quienes los necesitan.
- Fomentar las comunidades empoderadas. Desde las instituciones se buscan herramientas para que se pueda organizar el tejido comunitario y que el vecindario actúe solidariamente en las gestiones de la vida cotidiana, como por ejemplo la soledad no deseada de mucha gente mayor en nuestros barrios.
- Tener en cuenta la desigualdad territorial en la transferencia de recursos. No es casual que en Usera haya una esperanza de vida diez años menos que en Salamanca.
- Movilidad sostenible y eficiente para todas. La ciudad ecofeminista apuesta por el transporte colectivo, no penaliza en tiempo y en dinero a la gente que vive en suburbios y tiene que realizar recorridos más largos. Descentraliza servicios para reducir desplazamientos y construye proximidad.
- Barrios seguros. Sus espacios son seguros para todos y todas a cualquier hora del día y no tienes que pensar por dónde caminar (porque hay un control policial o puedes sufrir una agresión sexual).
- Su mobiliario urbano invita a la sociabilidad (bancos para sentarse, por ejemplo, no son un bien escaso).
- Sus barrios son accesibles, no se gentrifican y nos expulsan. Para ello desarrolla políticas públicas de vivienda para estratos diferentes y para modelos familiares diversos, y políticas contra la especulación.
- Las formas y los procesos también importan. Para diseñar estas políticas públicas se busca favorecer la participación de todas las personas en igualdad de condiciones, abriendo espacios y con metodologías adaptadas a la diversidad.
INTERROGANTES
Durante las dos horas que duró este experimento dialéctico se abrieron debates complejos. Aquí una pequeña muestra de ellos.
- ¿Hasta donde llegamos en el ámbito de la legalidad? Las resistencias al cambio dentro de las instituciones son fuertes, tienden a generar una sensación de propiedad, es enormemente complicado poner en marcha la transversalidad.
- ¿Qué hacemos con el éxodo rural a las ciudades? Tenemos a más de la mitad de los habitantes del planeta hacinados en ciudades. Para revertir esta dinámica, podemos dinamizar tejido rural vivo, procesos de descentralización de las administraciones para evitar desplazamientos y reducir consumo de combustibles fósiles. Relocalizar los servicios.
- ¿Qué se prioriza? ¿qué es lo urgente en las políticas públicas? Los procesos de cambio social y transformación social y los tiempos legislativos de 4 años chocan. Hay unan necesidad de priorizar.
- ¿Cómo creamos la condiciones de posibilidad para transitar a esa ciudad ecofeminista? ¿Cómo comunicamos esta transición? Las propuestas de sostenibilidad tocan de lleno las tasas de ganancia del capital y eso genera conflicto. Por eso tienen que ser consensuadas, entendidas y comunicadas. ¿Es catastrofista decir que hacen falta medidas radicales y hablar de colapso energético? No hay que confundir datos con catástrofe, cuando tienes posibilidad de hablar, se entiende. El miedo es malo si no sabemos dónde correr, pero sí sabemos dónde correr.